domingo, 18 de diciembre de 2011

Porque los príncipes no siempre son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño.


Que los cuentos que nos contaban de pequeños no acababan en aquel y fueron felices y comieron perdices. Los cuentos seguían, pero claro, ellos sólo contaban la parte bonita de la historia, aquella en la que pasaba una sola cosa mala, luego todo se arreglaba con un beso del príncipe a la princesa. Los besos siguen teniendo un efecto algo mágico sí, pero no valen para desenvenenar o curar a una persona.Las princesas no visten con trajes pomposos, ni tienen largos y hermosos cabellos. Las princesas de hoy en día no se ven, cada princesa va guardada en el corazón de su dueña. Los príncipes ya no son tan azules, por no ser algunos no son ni príncipes. Brujas sigue habiendo, pero no de las que echan maleficios ni envenenan, sino brujas de las malas, las peores, las que traman cualquier maldad a tus espaldas.

Y es que al final aprendes que Cenicienta dejó de calzar zapatos de cristal, Blancanieves no quiso ser la ama de casa de nadie,  Rapunzel se aburrió de vivir encerrada, la Sirenita echaba de menos el mar, la Bella se cansó de vivir en un castillo, que los sapos si los besas no se convierten en príncipes azules. Al final aprendes que Peter Pan dejó de ser un niño, creció y Campanilla no siempre estuvo para cuidarle. Al final aprendes que las princesas de hoy en día ya no buscan príncipes azules, buscan otro tipo de amor.

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